Hoy por fin hemos ido a poner en práctica el
taller de intervención. Por disponibilidad, fuimos a la ikastola de Zaldibia,
Lardizabal.
Tras el miedo inicial descubrimos con buen
agrado que el resultado fue maravilloso. No esperábamos conseguir tan buenos
resultados, y menos después de los cambios de última hora que tuvimos que
hacer.
Llegamos pronto, y desde que llegamos estuvimos
preparando la fruta, pelándola y troceándola. Ah, pero no sin antes conocer a
los profesores del colegio. Muy agradables, por cierto. Lo que os decía,
estuvimos troceando fruta una hora. Usamos una gran variedad de frutas: kiwis, plátanos,
fresas, naranjas, mandarinas, peras y manzanas.
Al principio íbamos con la idea de presentarles
nuestras figuras y decirles que intentaran copiarlas con la fruta que les poníamos
a disposición. Pero mientras pelábamos la fruta nos llegó la inspiración divina
(en realidad le llego a una). ¿Y si les dejábamos a su aire, con toda la fruta
delante de ellos? Y así hicimos, les pusimos la fruta en platitos, en mesas
diferentes, y empezaron a crear.
Mientras que creaban sus obras sacábamos fotos
de infraganti, y no tan infraganti. La profesa presente también nos sacaba
fotos, e incluso les pusimos a los alumnos las cámaras a su disposición. Fue curioso
que posaran para las fotos cuando se daban cuenta de que estaban siendo
fotografiados.
Una vez terminadas las obras nos sentamos en círculo
y tras hablar un poco de lo que habían hecho y las frutas que habían usado, nos
comimos la fruta (si, nosotras también).
Y bueno, qué decir que ha sido una experiencia inolvidable
y que repetiría en cualquier momento. No os mareare más, tranquilos.